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Los Residuos Urbanos siguen constituyendo actualmente uno de los más serios problemas ambientales derivados de las actividades productivas y de consumo, debido principalmente a que la cantidad que generamos sigue aumentando año tras año.
Las prioridades de las políticas medioambientales en materia de residuos pasan por la minimización y reducción de la cantidad y peligrosidad de los residuos antes que la reutilización o el reciclaje.
La aparición de materiales más resistentes a los procesos de degradación natural, que permanecen más tiempo en el medio, y el aumento de su peligrosidad, son factores que agravan la situación actual de los residuos. Además hay que tener en cuenta las siguientes circunstancias que inciden en la problemática de los residuos:
Los Residuos Urbanos (RSU), son principalmente aquellos que generamos diariamente en nuestros domicilios y sobre los que podemos actuar y mejorar su situación. Constituyen entre un 5 y 7 % del total de residuos, pero generan graves problemas ya que se producen y acumulan de manera concentrada en lugares puntuales como son las ciudades. Aunque el término “residuo” incluye tanto los residuos sólidos como los efluentes líquidos y las emisiones gaseosas, cuando nos referimos a RU solo se consideran aquellos residuos que se presentan en estado sólido.
Según la Ley 10/1998 y el Plan de Gestión de los Residuos Urbanos de Castilla-La Mancha: “… se entienden por RU los generados en los domicilios particulares, comercios, oficinas y servicios, así como todos aquellos que no tengan la calificación de peligrosos y que por su naturaleza o composición puedan asimilarse a los producidos en los anteriores lugares o actividades.
Tendrán también la consideración de residuos urbanos los siguientes: los residuos procedentes de la limpieza de las vías públicas, zonas verdes y áreas recreativas. los animales domésticos muertos, los muebles, los enseres los vehículos abandonados, los residuos y escombros procedentes de obras menores de construcción y reparación domiciliaria”.
La gestión de los RU consiste en una serie de operaciones destinadas a la valorización y la adecuada eliminación de éstos.
La gestión se divide en distintas etapas:
Se separan y depositan los residuos generados en los distintos contenedores situados en las vías públicas lo que facilita el proceso de reciclaje.
Transporte de los residuos de los distintos contenedores mediante unos vehículos dotados de diversos sistemas de compactación y descarga. adecuados para su transporte al centro de gestión o tratamiento.
El tratamiento de los RU consiste en una recuperación y/o transformación de los materiales valorizables para aprovechar los recursos presentes. Algunas técnicas de aprovechamiento son la reutilización, el reciclado, el compostaje y la valorización energética (incineración).
Último paso en la gestión de los residuos ya que almacenamos en los vertederos todo aquello que no hemos podido recuperar, enterrando con ello materias primas, recursos y energía que ya no se van a poder utilizar de nuevo.
Para un tratamiento más adecuado de los residuos estos se dividen en diferentes fracciones recogidas separadamente:
La fracción orgánica (FORS) es la nueva fracción de residuos en la recogida selectiva municipal. Esta fracción consiste en la separación de la fracción resto de aquellos residuos que son orgánicos, esencialmente restos de comida, pequeños restos de poda y compuestos de fibras naturales.
Se conoce también como biorresiduos, y son aquellos que son biodegradables por los microorganismos aerobios que viven en el medio edáfico (en la tierra), fijando el carbono en el suelo haciéndolo biodisponible para las plantas, completando así el ciclo de degradación de la materia orgánica (ciclo del carbono).
La forma de evitar que estos residuos vayan a vertedero es la separación de la fracción orgánica y la fracción resto.
La materia orgánica de los residuos sólidos urbanos es la fracción que proviene principalmente de los restos de comida, alimentos, restos de jardinería, etc., cuyo origen son los seres vivos.
Constituye la fracción más abundante de la bolsa de basura y si no se gestiona adecuadamente, además de ocupar un espacio importante en los vertederos, ocasiona problemas de olores y eleva la temperatura de la masa de residuos, lo que puede originar combustiones espontáneas (autocombustión).
El tratamiento más adecuado para esta fracción es su transformación en compost, que se utiliza como abono y enmienda orgánica aportando grandes beneficios al suelo (nutrientes, humedad), evitando la erosión, etc.
Otra forma de valorización de la materia orgánica es la biometización, que consiste en fermentarla en condiciones anaerobias y utilizar el metano, también llamado biogás, que se desprende para la obtención de energía calorífica o eléctrica
La fracción resto es la fracción de los residuos de origen doméstico que se obtiene una vez efectuadas las recogidas separadas (en algunas zonas también se le denomina rechazo, o erróneamente, orgánica). Todavía puede contener materiales valorizables en diferentes cantidades en función de los niveles de recogida separada que se consiguen para las otras fracciones.
Los materiales que debería contener esta fracción son, entre otros:
Suele ser la fracción que requiere de una mayor frecuencia de recogida, especialmente si los niveles de recogida separada no son muy elevados (además puede contener proporciones importantes de materia orgánica).
Esta fracción se destina a instalaciones de tratamiento de resto, con procesos de tratamiento mecánico-biológico, a instalaciones de incineración o valorización energética, o bien, se deposita en vertedero.
Los contenedores amarillos están destinados a que los ciudadanos depositen envases y productos elaborados con plásticos tales como las botellas de agua o refrescos, bolsas, envases de alimentos y latas, entre otros.
No se deben depositar juguetes, aerosoles, electrodomésticos, biberones, CD´s, calzados, guantes de goma, pilas, cubos de plásticos… etc.
Una vez recogido el contenedor con el camión correspondiente, este descarga los desechos en el Centro de Tratamiento de Residuos Urbanos de Albacete, donde se produce la recuperación de los distintos materiales para su reciclaje específico y así generar nuevas materias primas.
Los materiales recuperados son enviados a los diferentes recicladores, encargados de volver a transformarlos en nuevos materiales.
Es fundamental la concienciación de la población en la importancia del reciclaje de los plásticos debido a los problemas que genera su fabricación, eliminación y reciclaje.
En su mayoría provienen de envases de un solo uso y de todo tipo de envoltorios y embalajes (botellas de PVC o PET, bolsas de polietileno, bandejas y cajas protectoras de corcho blanco, etc.).
Los plásticos proceden de recursos limitados no renovables: combustibles fósiles como el carbón, el gas natural y sobre todo el petróleo, del que un 4% se utiliza para la producción de plásticos. La materia prima para la fabricación de los plásticos es el petróleo, añadiéndose otras materias primas que les confieren propiedades especiales: pigmentos, estabilizantes, antiestáticos, retardantes de llama, lubricantes y plastificantes.
Si los residuos plásticos son utilizados como combustible, debido a su elevado poder calorífico, pueden ocasionarse impactos ambientales importantes si la valoración energética mediante incineración se realiza sin los sistemas adecuados de filtrado, neutralización de gases y de control estricto de los procesos y de las emisiones.
Por ejemplo, la incineración de uno de los plásticos más utilizados, el PVC, puede dar lugar a sustancias tóxicas como las dioxinas.
La reducción en origen debe constituir el primer paso en la prevención, lo que implica una menor utilización de recursos de origen limitado para satisfacer las mismas necesidades.
Aunque en los últimos años se ha reducido el peso de algunos envases plásticos (bolsas de supermercado, botellas de bebida, vasos de yogur, etc.), el esfuerzo no se ha dirigido a una mayor normalización de los envases, ni hacia una simplificación de los polímeros que los componen, ya que la mezcla de éstos en un mismo envase dificulta las operaciones de gestión (clasificación, selección, tratamiento).
La reutilización es más evidente en el sector doméstico, como ocurre con las bolsas de supermercado y su uso como bolsas de basura o con los envases rellenables que pueden tener varios ciclos de uso.
En cuanto al reciclaje, la separación de los plásticos es importante para conseguir el mejor aprovechamiento de los materiales contenidos en los residuos.
La generalización de la recogida selectiva de residuos de envases ha incrementado el número de recicladores. Actualmente el plástico que más se recicla es el polietileno de alta y baja densidad.
Existen factores limitantes del reciclado de plásticos como son:
El papel se extrae de la madera de los árboles y de las fibras de celulosa de otras especies vegetales o del papel y cartón recuperado. La fabricación del papel requiere gran cantidad de agua y energía eléctrica, además de la utilización de productos químicos para romper la estructura intercelular de la madera y blanquear la pulpa (cloro).
Aunque estos residuos son de fácil reciclaje, y de hecho se reciclan en buena parte, la demanda creciente de papel y cartón obliga a fabricar más y más pasta de celulosa, lo que provoca la tala de millones de árboles, la plantación de especies de crecimiento rápido como el eucalipto o el pino, en detrimento de los bosques autóctonos, y la elevada contaminación asociada a la industria papelera.
En nuestra sociedad, la mayor cantidad de papel/cartón que se consume proviene de los envases y embalajes, debido a que es un material ligero y de fácil manejo.
La reutilización y el reciclaje de residuos de papel y cartón, ayuda a disminuir la cantidad de residuos que se depositan en el vertedero, evita la explotación de más materias primas de las que son estrictamente necesarias, disminuye la energía que se requiere para su transformación y reduce la emisión de gases.
Una vez que el ciudadano deposita en el contenedor azul el papel y cartón procedente de envases, periódicos, revistas, papeles de envolver o folletos de publicidad, entre otros, éstos son recogidos y trasladados a una planta donde se selecciona y se someten a distintas fases:
Para reciclar papel y cartón se recomienda plegar adecuadamente las cajas y envases e introducidos en el contenedor azul.
Hay residuos domésticos especiales que, por sus características, radiografías, botes de pintura, electrodomésticos, muebles desechados, aceites domésticos usados…deben ser depositados separadamente del resto de residuos que se generan en el hogar.
Para ello, el Consorcio Provincial de Medio Ambiente de Albacete dispone de los puntos limpios móviles con los distintos servicios que posibilitan su reciclaje, valorización y eliminación óptimas.
Se trata de un servicio gratuito para los ciudadanos y se presta a través de un vehículo especial que transporta diferentes tipos de contenedores para recoger los distintos residuos.
Así, los ciudadanos cuentan con una mayor disponibilidad, ya que estos puntos limpios móviles van destinados a aquellos municipios más pequeños que no disponen de punto limpio fijo.
Los aceites vegetales usados que se utilizan a diario, oliva, girasol y semillas, se producen en las cocinas de los hogares.
Se calcula que cada ciudadano produce una media de 4 litros al año, lo que significa que en una ciudad como Albacete pueden generarse casi 700.000 litros anuales de aceites vegetales usados.
Este residuo debe gestionarse de forma correcta. No se puede verter en el fregadero o en el inodoro, ya que un litro de aceite contamina 1.000 litros de agua; ni tampoco debe depositarse en los contenedores de residuos orgánicos u otros que no sean los específicos para aceites vegetales domésticos usados.
Cuando en los hogares se separa el aceite vegetal usado se contribuye a generar importantes beneficios medioambientales, ya que este aceite se puede reciclar fácilmente:
El Consorcio Provincial de Medio Ambiente de Albacete elaboró gestiona el servicio de recogida selectiva de aceites vegetales procedentes de actividades culinarias en los domicilios particulares.
Las pilas usadas, baterías o acumuladores, siempre deben depositarse en sus correspondientes contenedores. Tienen mercurio, zinc, cromo, arsénico, plomo, cadmio y otros químicos tóxicos que ponen en riesgo el medioambiente.
Paradójicamente, cuanto más pequeño es su tamaño, más contaminantes son, como es el caso de las pilas botón. Y es que las pilas, al someterse a condiciones meteorológicas como la lluvia o el calor, liberan elementos que provocan su entrada en el ciclo del agua. Éste agua llega a los ríos y mares y, con ello, a la fauna y a las personas, provocando importantes enfermedades. ¿Sabías que una pila de mercurio puede contaminar 600.000 litros de agua?
El Consorcio Provincial de Medio Ambiente de Albacete ha dotado a todos los municipios consorciados de contenedores específicos para la recogida de pilas y baterías usadas. Con el objetivo de que todos los ciudadanos puedan reciclarlos.
Una vez que los usuarios las depositan en el contenedor correspondiente, las pilas, baterías o acumuladores son recogidas, clasificadas y llevadas según sus características a sus respectivas plantas de reciclaje, donde se procede a separar el mercurio del resto de metales y materiales para que puedan ser recuperados. De este modo, se recicla un residuo que, de no ser tratado, provocaría graves daños, tanto al entorno como a las personas.
«Si yo reciclo y tú reciclas, ellos reciclarán.»