Las comunidades energéticas están viviendo un momento de expansión en Europa. Aunque no se dispone de una cifra exacta y definitiva, el estudio de la Oficina de Publicaciones de la Unión Europea Renewable Energy production and potential in EU Rural Areas, que ya hay más de 4.000 cooperativas renovables activas en la Unión Europea, con cerca de 900.000 personas involucradas. Muchas de estas iniciativas han echado raíces precisamente en zonas rurales, y su diversidad es notable: adoptan formas distintas según el país o incluso la región en la que se desarrollan.
En 2021, el Centro de Asesoramiento de la Comunidad de Energía Rural (RECAH) recibió casi medio centenar de solicitudes por parte de comunidades energéticas rurales de 13 países europeos. España lideró las peticiones, seguida por Italia, Hungría e Irlanda. La mitad de estas comunidades ya existían antes de 2021; el resto nació en los últimos años, lo que refleja el dinamismo actual del sector.
Los intereses principales de estos colectivos se centran en la producción de energía, el autoconsumo, el intercambio entre vecinos y la eficiencia energética. Pero más allá de la tecnología, muchas de estas comunidades buscan asesoría financiera, apoyo legal o formación técnica para seguir creciendo. La mayoría se inclina por la energía solar como fuente prioritaria, lo que no sorprende dada su accesibilidad y facilidad de instalación.